Artículo dedicado al Catedrático D. José Sanz Parejo con motivo de su reciente homenaje en Córdoba.

El Profesor Sanz Parejo con el célebre semental Poseído VII
D. José Sanz Parejo en el homenaje que le hizo la UCO.







«Es muy difícil añadir
algo cuando está casi todo dicho. Hace muy pocos días, se rindió un merecido
homenaje a  José Sanz Parejo, caballero y señor del mundo ecuestre. El
área de Reproducción Equina del Hospital Clínico Veterinario situado en el Campus
de Rabanales, en Córdoba, tiene ya su nombre grabado tras inaugurar una placa
conmemorativa en un acto que contó con numerosas personalidades del mundo
equino y universitario. Catedrático de Cirugía y Reproducción, José Sanz Parejo
estudió en Sevilla y, años más tarde, marcaría una época como profesor y
catedrático en la Facultad Veterinaria de Córdoba. Se haría interminable
enumerar los aspectos más destacados de su amplísimo currículum, pero sí
podríamos destacar que dejó una extraordinaria impronta tanto en su prolífico
magisterio como en darle una mayor categoría a su profesión. Siempre innovador,
eficaz y brillante, además de conseguir importantes avances en el ámbito de la
investigación, ha sido  gran impulsor a la hora de crear una asociación
que preservara el histórico caballo español de estirpe cartujana, donde nos ha
dejado sus estudios y conocimientos en obras como «Por las sendas del caballo
de pura raza española».  Considero una osadía analizar la intachable
carrera de alguien tan ejemplar. Por ello, quisiera terminar recordando una
frase la cual tengo por máxima en la vida: «La  competencia sólo asusta a
los incompetentes». Así es José Sanz Parejo, hombre sabio, de enorme espíritu
de trabajo y sacrificio, pero a la vez, de gran sencillez humana. Es, quizás,
su personalidad, la que más me llamó la atención desde niño, admirando en él su
seriedad y un carácter y filosofía única. Ejemplo de generaciones futuras, hoy,
desde el cariño, quisiera sumarme a este dignísimo reconocimiento a quien sigue
siendo maestro por veredas de la amistad, del caballo y de la vida».

 Publicado
en el diario La Razón: 


«Retrato ecuestre para un maestro», artículo de Rafael Peralta Revuelta dedicado al gran fotógrafo Rafael Lemos Santos.

En tierras de versos y mosqueros que como un péndulo se acompasan al son que manda el jinete, desde la margen derecha del Guadalquivir, por marismas de aquel «Pueblo lejano» de Romero Murube, se detiene el río ante la cámara de un verdadero maestro de la fotografía. Las imágenes de Rafael Lemos huelen a zahones cosidos con piel de gato, a botos camperos, al polvo de unos becerros en el rodeo, a piara de yeguas galopando por entre los juncos del río. Desde su objetivo han salido las más hermosas instantáneas que se hayan podido plasmar de un animal al que debe su vida: el caballo. Rafael Lemos es un poeta de la fotografía. Sus retratos tienen vida propia y captan los auténticos sentimientos y caracteres del caballo: la nobleza, la arrogancia, el temperamento, la gallardía… La dureza de los vaqueros en el campo, la «echada» del veterano garrochista, el parón de una jaca en un concurso de vaquera, el «passage» perfecto de un semental tordo en alta escuela, los elegantes movimientos en libertad de un ejemplar de pura raza española, salen de su máquina fotográfica como el lance de un torero, como el arpegio de una guitarra flamenca o la voz quebrada de un cante por soleá. El tiempo parece detenerse cuando uno contempla desde su máquina la sublime estampa de un caballo cartujano, de una cobra de yeguas o la de un potrillo que acaba de nacer. Los sonidos de los cascabeles de los enganches parecen sonar sólo al ver una foto suya de un coche de caballos a la calesera en la Real Maestranza. Considerado el mejor fotógrafo de caballos de todo el mundo, Rafael Lemos es un artista genial, parido en las entrañas mitológicas y camperas de Sevilla y su tartésica marisma.

 (Publicado en el diario La Razón de Sevilla, 10-X-2011)

 Enlace relacionado: http://www.larazon.es/noticia/9058-retrato-ecuestre-para-un-maestro

Sevilla, sus tradiciones y el caballo español, ensalzados en «La sombra de la Giralda», el nuevo libro de Rafael Peralta Revuelta que se presentará mañana.

El escritor sevillano Rafael Peralta presenta este miércoles, día 29 de junio a las 20,30 horas, su último libro, ´La sombra de la Giralda´ (Jirones de Azul), en la Fundación Cruzcampo de la mano del presidente de ésta, Julio Cuesta, tal y como ha anunciado la editorial en un comunicado de prensa.
De esta forma, el sello ha dicho de esta obra, ambientada en la capital hispalense, que, «bajo el manto que extiende sobre Sevilla la sombra de su más genuino símbolo, tiene lugar todo lo que en esta tierra entendemos como arte, la singular gracia de sus barrios; el aroma, el sentimiento y la música hecha oración o las luces y sombras –de oro y plata– que revisten a los hombres que cada tarde juegan con la tragedia y la muerte ante el toro».
Asimismo, el autor de la obra, Rafael Peralta Revuelta, nació en Sevilla en 1977 y cursó estudios de Derecho en Madrid, así como en su ciudad natal. Ha participado en numerosos actos culturales en diversos puntos de España e Hispano América y publicado varias obras, tales como el ´VI Pregón Taurino de Triana´, ´Río de amores´, ´El duende y la palabra´ o más recientemente, «Soñando la gloria», con prólogo de Zabala de la Serna y presentado y publicado el pasado año en Quito (Ecuador). Actualmente, figura como columnista semanal en el diario ´La Razón´ de Sevilla. Además, el escritor es II Premio Fábula Literaria Vicente Zabala, Premio Paco Apaolaza 2005 y Premio Escaparate de Sevilla de las Letras, entre otros galardones.
En «La sombra de la Giralda» (267 págs), el autor dedica artículos a su padre y a su tío Ángel («Único por ser diferente» y «Carta para un Centauro») y exalta al caballo español en el titulado «Hijo del viento», en «Welcome to Sevilla» -donde retrata a los milores o coches de alquiler de la ciudad y en el «Romance del campo y la Feria».
En las imágenes superiores, un foto del autor en el hipódromo de Chantilly y la portada del nuevo libro, cuyos derechos de autor serán donadas por éste a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y a la Hermandad de la Pura y Limpia.

 Más información sobre el libro: http://www.comprateunlibro.com/epages/61602418.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/61602418/Products/978-84-92868-09-4

«Siglos de Toros», la revista que apuesta por el campo, el toro y el caballo. Reproducimos el artículo «Retorno a la génesis: Entre el torero y el centauro», del mes de enero



El Centauro Ángel Peralta dando un pase de pecho






Excepcional natural de Rafael Peralta

 

La revista «Siglos de Toros» se posiciona como una de las revistas más interesantes del panorama literario, ecuestre y taurino a nivel nacional e internacional.

Reproducimos a continuación el artículo de Rafael Peralta Revuelta, publicado este mes :

«El arte del rejoneo y el del toreo a pie están íntimamente ligados desde el germen de la tauromaquia. Si bien, a lo largo de la historia, han podido seguir caminos diversos, existen momentos en los que ambos se unen y confluyen para dejar pasajes llenos de belleza y torería.

Si en Portugal el denominado “arte de Marialva” sigue teniendo, en número de festejos y afición, una importancia superior al toreo a pie, en España, tiempo atrás, el toreo con capa y muleta fue tomando un mayor protagonismo que el que se practicaba desde el caballo. Esta supremacía hace que el rejoneo (que tuvo su auge en los siglos XVI y XVII) quede relegado a un segundo plano, hasta que poco a poco va dejando de ejercerse en los ruedos de nuestra piel de toro.

Cañero y Conchita Cintrón, el resurgimiento

No será hasta la aparición de un militar cordobés, Antonio Cañero, cuando se recupere la tradición de torear desde un caballo. Antonio Cañero rescata el rejoneo y trae la esencia del campo andaluz a las plazas vistiendo sombrero de ala ancha y traje con chaquetilla corta.

Cañero solía sortear con los matadores del cartel, terminando muchas veces la lidia de sus toros con muleta y espada. Antes de comenzar su andadura en los ruedos participó en numerosos concursos hípicos de salto, de ahí que más tarde, saltara también en la arena a los toros sobre su célebre jaca “La Bordó” o sobre su caballo “Águila Blanca”. En 1925 culminó su temporada toreando en París, con notable éxito.

Posteriormente a Cañero, en los cosos de España y de América, sobresalió una extraordinaria amazona, Conchita Cintrón. La “diosa rubia del toreo” dejaba fascinado al público de entonces no sólo por su destreza sobre los corceles, sino por su sabiduría en la lidia de a pie, con un estilo elegante y a la vez dominador.

Caballeros en plaza, ganaderos en el campo

De las tierras albarizas de Jerez, apareció el jinete Álvaro Domecq y Díez, de familia bodeguera y ganadera y gran aficionado a la aviación. Don Álvaro fue amigo íntimo de Manuel Rodríguez “Manolete”, con el que solía pasar temporadas en el campo. El caballero jerezano, alquimista de la bravura con sus toros de “Torrestrella”, solía ejecutar la suerte suprema a estoque desde el caballo. En otras ocasiones, le gustaba instrumentar algunos pases a pie antes de perfilarse con la espada. Este gusto por el toreo a pie lo heredaría su hijo, Álvaro Domecq Romero, figura de los setenta, siempre valiente y poderoso.

Álvaro Domecq formaría cuarteto histórico con Lupi y con los hermanos Peralta. Tanto Ángel como Rafael, actuales conservadores del toro de encaste Contreras, culminaban algunas de sus memorables actuaciones echando pie a tierra. Esta faceta solía practicarla con más frecuencia el menor de los hermanos, quien solía participar a pie en tentaderos alternado con toreros y figuras.

Otro rejoneador e intérprete del toreo a pie es Fermín Bohórquez Escribano, criador de la principal ganadería brava (que lleva su nombre) para el rejoneo de hoy día, procedencia Murube-Urquijo. Asimismo, el caballero en plaza Enrique Valdenebro, Excmo. Conde de San Remy y propietario de la ganadería de “Ruchena”, solía también torear en los cosos fiel a un estilo añejo, aristocrático y señorial.

Sobre la lidia. Cómo eran aquellas faenas…

Una vez que habían colocado las banderillas cortas y el jinete dejaba su caballo y atendiendo al comportamiento del toro, se solía comenzar la faena de muleta con pases por alto –ayudados, estatuarios- o bien, por bajo, con pases de castigo, hasta llevarlo, normalmente, más allá de la segunda raya. Una vez situado el burel fuera del tercio, cada uno interpretaba su toreo por el pitón que viera más adecuado. A veces, se remataba la serie con algún molinete, trincherazo o kikirikí; otras veces, con profundos pases de pecho. Solían ser faenas más bien breves, de doce, quince o veinte muletazos, a lo sumo. Estos pases servían para preparar el toro para la suerte suprema, pero también, aportaban al aficionado un mayor conocimiento de la bravura del toro, vislumbrando así mejor cualidades tan importantes como el temple, la fijeza o el recorrido.
Figuras del toreo que rejonearon

El primer caso conocido de un matador de toros que posteriormente toreara a caballo en los ruedos fue el de José García Carranza, más conocido como Pepe “El Algabeño”. Ataviado con impecable vestimenta campera, “El Algabeño” fue fusilado en la Guerra Civil española y fue el primer rejoneador en sacar el palo de garrocha sobre el albero para parar los toros.
En la historia de la Tauromaquia hay tres casos importantes de toreros que decidieron probar suerte en el rejoneo. Tres revolucionarios, tres creadores de estilos que han marcado época: Juan Belmonte, el mejicano Carlos Arruza y, más recientemente, Paco Ojeda. Los tres supieron llevar su conocimiento del toro y de la lidia al toreo a caballo.
Estado actual

Hoy día, salvo contadas excepciones, resulta insólito ver torear al natural a un rejoneador a pie en una plaza. Cuando se bajan del caballo, es únicamente para descabellar. La razón es que el Reglamento obliga a clavar dos rejones de muerte antes de echar pie a tierra.
Interpretar esa norma para volver a los orígenes, es decir, poder intercalar toreo a caballo y a pie (o viceversa), otorgaría más prestancia y brillantez al espectáculo taurino. Instantes mágicos, como los que protagonizó Diego Ventura en una corrida goyesca en Ronda, producen en el aficionado un éxtasis de romanticismo, pureza y emoción.
Tan sólo en contados festivales, como el que actuó Julián López “El Juli”, rejoneando en Medina de Rioseco (Valladolid) o, meses atrás, el de La Puebla del Río, con Morante y Diego Ventura asumiendo los dos ambas facetas, hemos podido contemplar la maravillosa simbiosis del torero-rejoneador.
A caballo o a pie, la misma esencia

Desde el caballo o a pie, la verdad del toreo parte de idénticas directrices. Cuando caballo y jinete se conjugan a la perfección, cuando parecen forman un solo cuerpo, se forma el centauro. Sobre la arena, ante la presencia del toro bravo, tanto el torero como el centauro exponen sus vidas para crear una obra única. Los dos nacen de la mitología y buscan la realidad para alcanzar el auténtico significado del arte de torear…

 

El toreo es ensueño, fantasía,
es el arte que brota en cada suerte;
engañar sin mentir, verte y no verte
en un juego de amor y valentía.

 El toreo es la magia, es sinfonía,
es un rito sagrado, bravo y fuerte,
pues triunfa en él la vida de la muerte
cuando un toro encastado desafía.


El toreo es hechizo y sentimiento;
compás, inspiración, caricia al viento,
es el duende que se queda en la memoria.


Y es la honda emoción de la corrida,
la que templa y somete la embestida
y que asciende al torero hasta la gloria».




Este reportaje viene documentado con fotos de Antonio Cañero, Conchita Cintrón, Álvaro Domecq y Díez, Álvaro Domecq Romero, Fermín Bohorquez Escribano, Juan Belmonte (como rejoneador), Paco Ojeda (rejoneando), Carlos Arruza (rejoneando), Diego Ventura y Morante de La Puebla.


Más información: http://www.siglosdetoros.com/

«Réquiem por un caballo», artículo dedicado a BRUJO en el diario La Razón de Sevilla.

NOVIEMBRE en Sevilla no es sólo el mes de los difuntos. En noviembre, la ciudad vive días de esplendor dedicando su particular feria de otoño en torno al caballo. SICAB cumple veinte años atrayendo a ganaderos, turistas y curiosos de todo el mundo para admirar la belleza de nuestro arte ecuestre. Un arte efímero, ya que cuando un equino muere, ni siquiera una imagen o una película pueden reproducir la emoción de ver a ese caballo en movimiento. Al contrario de otras facetas como la pintura o la música, donde las obras de mantienen vivas, con la pérdida del animal se fuga, también, el trabajo del artista. Hace unos días se fue “Brujo”, un caballo de leyenda. Tenía treinta años. Eterno compañero, con él viví mi infancia, mi juventud…”Brujo” fue el caballo más inteligente que pude conocer. En el campo resaltaba por su chispa, por su temperamento. En la plaza, se distinguía por su arrogancia y su intuición torera. Dicen que ha sido uno de los corceles que han marcado época. No me hizo falta montarlo mucho para amarlo y apreciarlo con tanto cariño. Me gustaba visitar su cuadra. Bastaba con mirarle para que te transmitiera toda su energía, su fuerza, su carácter. Recuerdo su pelo tordo, su galope, su blanca crin. Ahora, daría lo que fuera por una última caricia, por escuchar de nuevo su relincho. Estoy seguro que muchos caballos, en silencio, están sintiendo su falta. Porque “Brujo” fue un excepcional caballo, y su pérdida ha dejado un vacío que ninguno podrá llenar. Nos queda su memoria, su legado, sus hijos… Se fue el hijo del viento, el caballo amado, «Brujo» por ser el fascinante y mágico corcel que adivinaba el pensamiento del jinete.

                                                                  
                      Por Rafael Peralta Revuelta (Publicado en el diario La Razón, Sevilla 1-X-10)

«Ventura, Centauro marismeño», artículo de Rafael Peralta Revuelta publicado en el diario La Razón de hoy


Con motivo del Pregón del Corpus de La Puebla del Río (Sevilla), Rafael Peralta Revuelta dedica su columna semanal del diario La Razón al joven rejoneador Diego Ventura, con quien se crió en la finca «Rancho El Rocío» en las marismas del Guadalquivir

«Ahí estaban tus caballos aparejados como si fuesen a torear en la mejor corrida de la Feria. El público, impaciente, abarrotaba los asientos cual tendidos de la plaza. Tuyo es el trono del rejoneo. Con poco más de cinco lustros ya tenías el mando del toreo a caballo. Pero ayer te tocó torear con la palabra. Ayer tuviste que lidiar en el siempre difícil y exigente ruedo de la oratoria. Te esperaban todos tus paisanos de La Puebla del Río. Para arroparte y sacarte a hombros, como ya has hecho en esta temporada en las plazas de Sevilla, Barcelona y Madrid. Tienes el arte y el duende de la marisma. El embrujo de un Guadalquivir que vio tus primeros galopes reflejados en sus orillas. Por tus venas corre sangre de jinetes de tierras lusitanas. Amas y defiendes la verdad. Por eso tu toreo está lleno de pureza. Siempre de frente. Ante la vida y el toro. Y vibras de emoción, al citar con una banderilla o al escuchar el eco desgarrado de un cante flamenco. Los galgos son para ti más que una pasión. Y la familia y tus amigos, tus mayores triunfos. Ayer volvieron a brotar los recuerdos de la infancia. Tus primeros pasos, tus juegos de niño con el caballo y el toro. Diego Antonio Espíritu Santo Ventura, cuántos repiques de espuelas sobre tus pies, cuántas rosas toreras prendidas sobre tus manos. Hubo también un chiquillo, tu compañero de aventuras, que quiso soñar con alcanzar esa cima y llegar donde tú has llegado. Por eso me llena de entusiasmo verte triunfar en toda la geografía taurina. Por eso ayer sentí una inmensa alegría de volver a ver a aquel niño (ya hombre, y al que aprecio como un hermano) dictando su mejor lección en el Pregón del Corpus de La Puebla. Porque ayer volviste a salir a hombros, Diego Ventura, centauro del toreo y la marisma. Y porque tuya es la gloria, mi verso te canta por soleá:

No será de Portugal,

será de Puebla del Río,

porque siempre que le veo

yo le llamo: Hermano mío».
En las imágenes superiores, dos instantáneas de Diego Ventura, de niño montando el caballo Serrano del hierro de Peralta y otra fotografía saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe de la plaza de toros de Real Maestranza de Sevilla.
Enlaces relacionados: Diario La Razón , columnistas http://www.larazon.es/secciones/opinion
y página Web de Diego Ventura